A veces me pregunto, por este asunto que me tiene desconcertado y no sé ya lo que hay detrás de la mano, a veces me ilusiona, que el mundo y su gente vea la felicidad como una forma de amar, necesitar, ayudar y echar de menos, a veces lo complejo, otras ese abrazo que nadie aplica, a la sonrisa del día, al saludo más profundo, el que te saca de este mundo y transporta tus sueños, en carros de caballos, blancos, negros y grísea dos.
A veces despistado, me atraganto con mis labios, la palabra ni me sale, sin embrago, puedo decir, TE AMO. En palabras banales, en significados de recelo por los actos que no tengo, ni poseo, ni tan siquiera quiero, me aplican y replican el grado tercero, de un sinfín de momentos, que no tiene fin y si muchos tormentos. Quizás sea mi fin, en la vida morir, sin llegar a pensar en nada, quizás sea un principio de todo lo dicho, pero en otro camino y eligiendo otros objetivos, por que si el camino claro, el animal más sano, la clara receta de la felicidad inquieta, la ilusión que día a día, se hace papilla, el desencanto domina y la desconfianza se afianza, ha llegado el momento de decir basta, de ser entusiastas y pedir a la vida que me deje como estaba, que reconozca mi perfil de persona servil, me llene de trabajos e inquietudes mil y sin pensar en el más allá del camino hacia ti, sea cual fuere el lugar y el destino, y los caminos recorridos, yo también desconfío, de este mundo donde las personas que más te importan, no todas, te hacen de tu cara, la sospecha por enseñarla, de tus palabras un cuento, por inquieto y sincero, de tu mente algo latente, donde el corazón nunca se equivoca aunque siga las palabras rotas, de tu amistad nada queda por tener la sospecha, de aplicarme la condena de mentiras y no se que apetencias. Como me dijo un amigo, cuando mueras te enterrare en la raíz de un abeto, por que es el árbol más longevo y las piñas en forma de huevo, donde tu nombre perdurará, por los años que vendrán hasta que el abeto fuerte y vigoroso, sea talado por las banales palabras de cualquier guitarra, que canción en mano y de sus propios labios, diga este abeto lo quiero por parecer alto y sincero.
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