EL CARAMELO FIEL

Es un dulce caramelo, azucarado y suave, en todas sus lineas, brillos y cosillas, ovalados, cuadrados y de formas variados, de sabores diferentes sin accidentes, acidulantes y suavizantes, básicos, enfáticos y con palillos para chuparlos, achocolatados, de limón afrutado, de fresa deseado y con toda la salsa de un buen bocado. De mieles sabrosas, de nata pegajosa, de piruetas muy redondas y de todos los caramelos, que uelen en una tendero. Hablamamos de paladares sublimes, con placeres incontenibles, de olores especiales, de inconfundibles cantares, de comerse un caramelo con el placer sin freno, el placer de un sabor nuevo, la felicidad y lo bueno, de sentidos que detecten, lo potente y lo ingrediente, quizás y a veces un tanto contundente. Es el caramelo un elemento sugerente, por lo de saborearle o simplemente por ser miel adorable, de monográficos envidiables, hacen del caramelo, un vehículo certero para deseos postreros, sin sabores austeros y pretendidas canciones, de muy dulces entonaciones, dode la marca, el papel de plata y los brillos de pasta, hacen del pirulí, la mejor imitación de un colibrí, en sus ambientes y perfil, enérgicos movimientos, de empujes y hostigamientos, pero siempre con el dulce y presumible, buen sabor, de un caramelón, de los que levantan pasión y no usan papelón.

LA HORA EN PUNTO, "G"

Los idólatras del sexo, los aburridos por excesos y los enfermos del seso, que buscan siempre con mucho esmero, el placer desde dentro, en superficies de si quiero, en matices de no puedo, en reveliones de mil perdones y represiones de años de mantones, mentirones y aburridas religiones, donde las falsas palabras estaban por encima de las acciones, bondadosas, caprichosas, de calientes demonios y ardientes patrimonios, de excusas sin fin, de relaciones con sectores, vectores y manipuladores, de ser los mejores, de llevar medallas que nuestro cuerpo nos regalaba, de ser buscador de placeres ajenos, con todos los dedos, con todo el cuerpo y pensamientos puestos. Hay siempre en todos los ambitos y todas las ilusiones, falsas esperanzas, y buscadores/as del punto “G” ; Grupos sociales, tios Gilitos, Gilipollas maternales, Gallitos puntuales, Graciosos cuyunturales, Gatitas arañales, Geriatricos sin modales, ganar por encima de todos los fenomenales, Gastar el dinero a raudales, gozar de los tiempos sin pares y encontrar el punto “G” que cada uno siente, tiene, pretende y es consciente, de lo que siempre se invente, para que la gente aproveche, un sin fin de posibilidades, interminables placeres, fiestas y que haceres, humanidad y sus aranceles, y uno de ellos, es el placer de tener en la mente y en el cuerpo, el punto “G” susodicho, pero sin inventos y con prodigios.

NADA NOS PARA

Ni la fe más necesaria, ni el bello más suave al sabor de lo que sabe, ni la caricia más auténtica, con ánimos de enmienda, con sentido de contienda, con el placer de llevar a cuestas, la perfecta y verdadera, necesaria y cocktelera, simetria, dimensión y todo lo que ello conlleva. Ni el empuje más remoto donde, incluso los tontos, termino generalizado, a todo paso humano, torpe y flojo, sin camino acostumbrado, por ser de miras limitadas, de palabras muy labradas y con fijeza, de literatura barata, no anovelada que puede ser buen invento, que pueden llenar los cimientos, de durezas, perezas y todas las eras verdaderas, en la total comprensión, de quien se come un fresco melón, con pasión, pundonor y a cientos indesgestión. La proclama de quien reclama, su sentido religioso, de un amanecer hermoso, duradero y dominguero, de un sol que brilla, en ciertos techos de tejillas, en techos blando de madera noble, de la tela doble, de ladrillos superpuestos, auténticos y a veces deshonestos, lo máximo que podemos, conseguir, con nuestro fatal presumir de las alturas, de la conjeturas y de nuestars dulzuras, con nuestro mortal arrepentimiento de la mayoria de nuestros pensamientos, que en acción y en inventos, acompañamos casi siempre a nuestro querido cuerpo. Nuestra mente y nuestro intento, de ser algo más buenos, en todos los ambitos, los del año y los que queramos, para eso pensamos, en nuestra capacidad de ser, lo que quiero tener, sin perder otro atarcedecer, sin llover, miradas, sin besar, palabras y sin tener ese especial sol siempre de cara.