Deseaba hacerlo y mi tatoo descansa en sitio estratégico quizás sugerente, también pudiera ser excitante de eso lugares que se recuerdan en clave delirante, con los sonidos propios de suaves(UUUUAAALA), con la piel de otoño, caliente y pendiente de encuentros sublimes, de roces inimaginables casi imposibles, siempre pensables y excitables. Es un tatoo que me apetece llevar, enseñar y poseer, darle un especial color cuando está a la vista, cuando el sol lo desvista, cuando tu mirada lo descubra, lo beses y lo muerdas. Es el objeto que se mueve con los dedos, se palpa en la palma de tu mano de fuego, se ciñe en el vientre y dirige ese ambiente, hacía objetivos claros, de intención nada raro y con esperanza de futuro. Es una “M” de excitantes dimensiones, de realismo en sus expresiones, de sueños no acotados, ni limitados, ni tan siquiera añorados, es esa “M” que descubres entre pinceles, con pinturas breves, profundas y rotundas, sin tapujos, superficialidades y orgullo suyo. Es lo que me aptece, que mi cuerpo se confunda con la “M” profunda, con el cariño que enfunda su persona y sus formas. Las ideas sean bellas, las coincidencias entre miles y perversas, de tono cariñoso, suave y un toque amoroso. Es la “M” de tatoo, con el cual me identifico, me unifico y quiero esa vida y pico, que cada día nos explican, palabras, letras y sonrisas.
