Ver más allá de nuestras palabras es como convertir nuestros sueños más dulces y bellos en los hechos que cada día nos importa más a nuestro pensamiento. Sentir lo que hablamos, recibir lo que anhelamos, escuchar a quien necesita recitar su poesía diaria, tener en el corazón algo más que sangre y taquicardias, llegar a poseer las llaves de la felicidad completa, la que se siente muy dentro, la que estas tan con ella, que de la mano paseas, bajo la fría o calida lluvia, no dormir a la espera de los sueños verdaderos, sentir que cada día te levantas en un mundo nuevo, permanecer en el para llenarte de todo lo bello, sentir como al vivir, la sonrisa te acaricia, tu cuerpo, tu pelo, el estremecimiento del sexo, lo vivo, la canción que da armonía todos los momentos importantes de tu vida, la verdad de las personas que te cuentan lo que sienten y extraordinariamente entiendes, el simple beso de felicidades, en cualquier circunstancia, motivo o momento único. La vida cuya poesía escribes, con los hechos que percibes, con la sonora banda de los ruidos increíbles, los que enturbiados vas aclarando por reflexivos e intuitivos. La poesía construida sin más vacíos que los apartados no vividos, los que en tu camino te han mentido y los que por destructivos, ellos mismos se han hundido, los que pasan imperfectos y tratan deque no seas tu mismo. La es la poesía de la felicidad, sonreírle a ella, acariciarla y tratarla con delicadeza, a ella, la felicidad entera, la que te acompaña de la mano, en ratitos dulces, salados pero siempre de tu caliente mano, vale todo la pena pq, si hay pena existe antídoto, si hay dolor existe el amor y si hay lagrimas, existe la sonrisa y la alegría de saber que esa poesía esta tan solo en tu corazón y en los corazones de los que te quieren verdaderamente.
