miércoles, febrero 03, 2010

MELI


Imaginar lo que se puede conseguir cuando uno no espera el reconocimiento de nadie, incluido todos los derechos a conseguir por hechos que haz de sufrir, reír y ser feliz por el mero hecho de la natural generosidad, la estimable bondad y la humana calidad, de ser persona, estar en la cosota y regalar palabras a quien lo necesite, se aplique y sea necesitado de un poco de palique. Dar ánimos, elogiar al contrario y servir meritos a los verdaderos cuentos, a los que con desprecio llamamos paletos y a los filósofos de cientos y cientos que en la vida pasan, entre caminos se enlazan y no coinciden en bondad, salvedad y traza. Pero tantos que son, y a veces no se distinguen más de dos, por su sonrisa, generosa, bellísima y suave, sin prisa, por la pausa de sus pensamientos que los trae el viento, de ciudades con calor, frió y algunas un ligero nublar, por las personas que la conocen, la gracia de sus respondes y la valentía, de ser madre, tía y abuela, con lo que eso conlleva, lo lleva y siente en sus telas. Se habla del arte de la bondad, por expertos, truculentos y budistas acérrimos, se habla de la generosidad y dejar a los demás que hagan su vida particular, para así tener un poco de cierta intimidad y saber que esa distinguida verdad hace a los que se hacen un poco mejores, un tanto más personitas y sobre todo un verdadero placer como es tener a mi hermanita.

LA FELICIDAD Y LA TRISTEZA ES SABER AMAR



















Un grupo de profesionales le propuso a varios niños, con edades de 4 a 8 años, la pregunta ¿qué significa amor?, y las respuestas obtenidas fueron más amplias y profundas de lo que cualquiera pudo imaginar: amor es el primer sentimiento que hay antes de que todas las cosas malas aparezcan. Cuando mi abuelita empezó a padecer artritis no podía pintarse las uñas de los pies; así que mi abuelito se las pintaba todo el tiempo aún cuando empezó a padecer artritis en sus manos, eso es amor. Cuando alguien te ama, la forma en que esa persona dice tu nombre es diferente. Sabes que tu nombre está seguro en su boca. Amor es cuando una muchacha se pone perfume y un muchacho se pone colonia, salen juntos y se huelen mutuamente. El amor es cuando sales con alguien a comer y le das la mayoría de tus papitas a la francesa sin hacer que esa otra persona te dé de las suyas. Amores cuando alguien te hace daño, te enojas mucho, pero no le gritas porque sabes que eso herirá sus sentimientos. Una vez mi hermana mayor enfermó, se le lleno todo su cuerpo de ronchitas, y su novio venía todos los días a verla y no le daba miedo enfermarse, él la acariciaba en las noches en su cama hasta que se dormía y luego se iba, eso es amor. Amor es lo que te hace sonreír cuando estás cansado. Amor es cuando mi mamá hace café para mi papá y ella prueba un poquito primero antes de dárselo, para estar segura de que sabe bien. Amor es cuando besas todo el tiempo, luego te cansas de besar, pero aún quieres estar junto a esa persona y entonces se hablan más. Amor es lo que hay en el cuarto contigo en Navidad si dejas de abrir regalos y escuchas. Cuando le dices a alguien algo malo acerca de ti mismo y tienes miedo de que no te quieran más; pero te sorprendes de que no sólo aún te aman, sino que te aman aun más. Amor es cuando le dices a un muchacho que te gusta su camisa y él la usa todos los días. Amor es como una viejita y un viejito que aún son amigos aún después de conocerse muy, pero muy bien. Durante mi primer recital, yo estaba en el escenario muy asustada, miré a toda la gente que me estaba viendo y vi a mi papá saludándome y sonriéndome; él era el único haciendo eso y entonces ya no sentí miedo. Mi mamá me ama más que nadie, nunca verás a nadie más besarme por las noches antes de irme a dormir. Amor es cuando mami le da a papi el pedazo de pollo más grande. Amor es cuando mami ve a papi sudoroso y oloroso y aún así dice que es más guapo que Robert Redford. Amor es cuando tu perrito te chupa la cara aún cuando lo has dejado todo el día solo. Yo sé que mi hermana mayor me ama porque ella me da toda su ropa que no usa y después ella tiene que ir a comprar otra. Uno no debería decir "Te amo" cuando en realidad no es así... Pero si realmente amas a alguien deberías decírselo, puede ser que a esa persona se le haya olvidado. El amor segun la ciencia LONDRES.- Ya lo advertían nuestras abuelas: el amor es ciego. Ahora, la ciencia acaba de darles la razón. Un grupo de científicos viene de demostrar que los sentimientos amorosos llevan a una supresión de la actividad en las áreas del cerebro que controlan el pensamiento crítico. Básicamente, una vez que nos acercamos a nuestra media naranja, el cerebro nos juega una mala -o quizá, buena- pasada y decide reducir nuestra capacidad de evaluar el carácter y la personalidad del objeto de nuestro afecto. El estudio, realizado por la University College London (UCL), fue publicado en el último número de la revista científica NeuroImage. Los investigadores demostraron que tanto el amor que llaman "romántico" como el maternal producen los mismos efectos en el cerebro, suprimiendo la actividad neuronal asociada con la evaluación crítica del prójimo y las emociones negativas. Otro estudio de la misma universidad también demostró que el amor puede provocar reacciones químicas similares a las de la cocaína o la velocidad. En todos los casos, en sus estados iniciales el amor deja a sus presas "flotando en las nubes". Una antigua fábula cuenta que una vieja lechuza le suplicó al águila, rey del bosque, que durante sus cacerías perdonara la vida de sus pichones. Compadecido con el llanto y la edad de la lechuza, el noble águila exclamó: "Señora, dígame cómo son sus hijos. Los reconoceré y evitaré comerlos". Ella no lo dudó: "No tardará en verlos, Majestad, son los bebes más bellos del bosque". Por las dudas, el águila fue directo a los más feos, y los devoró. Eran los hijos de la lechuza. La obvia moraleja también tiene ahora sustento científico, ya que el mismo estudio publicado en NeuroImage demostró que la desgraciada lechuza –y muchas madres humanas- no mentían, sino que creían sinceramente en lo que decían. ¿Cómo? Escanearon los cerebros de veinte mamás jóvenes mientras ellas observaban fotos de sus hijos, otros niños conocidos y amigos adultos. En todos los casos, el patrón de funcionamiento de la actividad cerebral fue similar al de las personas hechizadas por el enamoramiento: eliminación casi total de la apreciación crítica de nuestros seres más amados. Sistema de ricompensa Tanto el estudio de los enamorados como de las madres registró un incremento de la actividad en el área del cerebro conocida como "sistema de recompensa". Cuando esas zonas son estimuladas (por ejemplo con comida, vino o un buen sueldo) producen sentimientos de euforia. Pero lo que más sorprendió a los investigadores es que ambos estudios mostraron una reducción de la actividad de los sistemas cerebrales necesarios para realizar juicios negativos. El mismo experimento, realizado con animales, llevó a resultados similares. El jefe del equipo de investigación, doctor Andreas Bartels, encontró una explicación sencilla para el fenómeno: es fundamental que tanto el amor romántico como el maternal sean vistos por el cerebro como algo extremadamente positivo. De otra manera, la especie dejaría de propagarse. "Nuestra investigación nos permite concluir que el relacionamiento humano utiliza un mecanismo para superar las distancias sociales que desactiva las redes de evaluación social crítica y emociones negativas, al tiempo que une a los individuos al involucrarlos en un circuito de recompensa que esplica el poder del amor para motivarnos y gratificarnos", explicó el doctor Bartels. Pero sí existe una diferencia entre el amor maternal y el romántico. Sólo este último eleva la actividad del hipotálamo, que controla las sensaciones de excitación sexual. Los "extraños" efectos de los flechazos de Cupido no terminan ahí. Un grupo de investigadores italianos, que estudió a doce mujeres y doce varones que se enamoraron en los seis meses anteriores, comprobó que los hombres disminuían sus niveles normales de testosterona... mientras que el de las mujeres aumentaba. "Los hombres, de alguna manera, se habían vuelto más parecidos a las mujeres, y las mujeres a los hombres", explicó la doctora Donatella Marazziti, investigadora de la Universidad de Pisa, a la revista de divulgación científica New Scientist. Las conclusiones de Marazziti avalan las del equipo de UCL: "Es como si la naturaleza quisiera evitar lo que puede crear diferencias entre hombres y mujeres, ya que es tan importante que la relación sobreviva en esta etapa". Otra investigación italiana, publicada en 1999, sugirió que el amor disminuía un neurotransmisor llamado serotonina en el cerebro, dejándola en los mismos niveles que los de las personas que sufren de un desorden obsesivo compulsivo. Este descubrimiento explicaría por qué algunos enamorados suelen obsesionarse con su pareja. Una especie de adicción. Y los efectos inesperados del amor no terminan ahí. El doctor John Marsden, director del Centro Nacional de Adicciones del Reino Unido, anticipó a la cadena de noticias BBC que la dopamina -la sustancia producida por el cerebro cuando está excitado- produce en el cuerpo los mismos efect os que la cocaína o las altas velocidades. "La atracción es realmente como una droga. Te deja queriendo más", dijo el doctor Marsden. Básicamente, el cerebro "se incendia" cuando la persona empieza a hablar con alguien que encuentra atractivo. El corazón empieza a latir tres veces más rápido que lo normal y bombea más sangre a las mejillas y a los órganos sexuales, con los conocidos "hormigueos en el estómago" como resultado. Sin embargo, tal como sucede con la cocaína y la velocidad, "el efecto" es solamente temporario, o dura como máximo entre tres y siete años. El futuro de la relación, entonces, comienza a depender de factores mucho más profundos que un conjunto de hormonas y de caprichos cerebrales.