viernes, diciembre 12, 2008

LOS DIAS QUE NOS MERECEMOS



Las Fiestas, los turrones y los polvorones, el vermut, las comidas de empresa y amigos a toca teja, los regalitos, las ilusiones y lo que positivamente hacemos para no tocar esa moral, tan delicada, tan sesible y al final tan predecible, la más humana, la que a todos cada año nos hermana, la que a algunos nos pilla, desubicados, por perdidos y credulos, y otros por pillos e incredulos, se ven con portal, zambomba y una botella de vodka. De todo esto y algomás se deriva la harmonía en sinfonia, las palabras bonitas y las intenciones que se agitan, los problemas se exitan, insitan y precipitan precariedad para el mazapan, comprarlo, tenerlo y amasarlo, problemas con la soledad, celebralo, cenarlo y contarlo, con quien decirlo, bailarlo o simplemente sonreirlo, el detalle, el ambiente y enseñar los dientes. En medio de todo, el caldo de pollo, la sidra el gaitero, por dulce y expresiva, sabor a casa y a Melilla, los diversos confines de mesas interminables, con, ya sabemos, algunos y presuntos comensales, el pescado fresco quien quiere o puedo, los langostinos con mi destino y el sabor de una sencillo amor que perdura en toda una idea, una mesa y toda una tanda de propositos venideros, que con el Año Nuevo, llegan en diferentes ciencias, pensamientos intensos y buena voluntad del final, de otro año que siempre esperando, hacemos de nuestros buenos y simples pasos, los que en dias inmediatos, seamos personas, con algunas carantoñas, locuras moderadas pero comprensibles por temporadas y el colofón de un cotillón, que con serpentinas de colores, hace de mi culito un patio de flores y arrastrando como tal mono del siglo pasado, llego a otro año, con menos pelos, menos pelas y algunas canas nuevas, pero espero siempre que esta sonrisa que parece tenue, sea una feliz idea, que se entiende siempre, felicidad, bondad y dejad en paz a los demás.

miércoles, diciembre 10, 2008

PARECÍA QUE HACÍA UN MAL DÍA


En una estación de invierno, cuando las hojas ya caídas por su peso y se aproxima frió más intenso, apetecen de tus labios sentir ese hablar intenso, de las palabras amables, las afables, las retornables, por escapar de la parte de esta vida que se prodiga, para acompañar tu persona, incluida tu bella sombra, en el paseo eterno de un soñado sueño, incluido los mares, grandes y pequeños, incluida los trozos de luna que alineados esperan, la colla de planetas que relucen tus preciosas recetas, de amor incondicional, de cariño por subliminal y todo ese hablar de pensar , en que el frió de cualquier mañana que nos acompañe la calma, caricias y dulces pericias, para encontrar ese caminar a todo el gas que nuestro corazón acelere, las miradas alteren y los besos viajen por el cuerpo sin anclajes, sin cavizbajes y profundas tonalidades, en colores que nos agraden, en muchos calores por que nos pone, nos presupone y compone, las notas de la música que solo nuestras orejitas escuchan, las diferentes musicalidades, de un día de felicidades, de un especial y común frente, que con ojitos diferentes y muy frente a frente, nos decimos todo, aunque sentirlo es un gozo, de palabras sin ese pozo donde se pierden las falsas simientes, de la vida comprensible, de la esperanza fehaciente, hasta que el momento quiere, siente, pretende y amante del próximo invierno y juntos nuestros cuerpos, hace de un amor eterno, el camino del sol pretendo y la luz de ese Venus brillante, como estrellas de amantes, como el calor que al llegar el valor, hace un día fresquito, el más calentito de todos los que circulan por la cintura, la pintura y esa caricatura que en el fondo del trasfondo, hace de mis sentimientos, una primavera atenta, intensa y perfectamente cuerda, que sin ser guitarra, emite los sonidos del paraíso, las palabras sin incisos, las caricias si te acaricio y los sentidos, si verdaderamente tienen sentido. La verdad es que ha veces pienso que soy consentido por mismo, como cualquier hermoso niño.