viernes, octubre 08, 2010

EL BAILE DE MIS PALABRAS




Como ese movimiento, ajeno a la vida que llevo, voluntario como el adagio, insistente en mi tiempo, creciente como ese cuerpo que habla de su ego, incasdecente, muy caliente, apasionado y siempre en movimiento. Mis palabras se abren al corazón tierno, al que resiste en todos los momentos, a las murallas más altas y a las más duras vallas, a los sentimientos con ese placer, ese misterio, ese no sé que de sincero arrepentimiento.
Como la danza de las aguas en mis lagrimas, realizan ligeras curvas, capaces y soñantes, para amar el sonido, la canción e incluso un simple grillo.
Amar los movimientos en las palabras, sintiendo el significado y sus increchendos pausados, acariciar las teclas de un cuerpo apasionado, acariciar tus labios con palabras de encanto, como el sexo que te encanta, como las miradas que amarran, como las pocas palabras que cruzas con mi espalda. La que todos los días ves sin poder enloquecer, sin apasionar tus deseos, sin llegar a tocar las teclas de mil palabras de cientos de poetas que amanecen con tu ojos, tus miradas entreabierta y sin música y algo de tinieblas, alcanza tu pensamiento, de paso a paso, de sol intenso y de sencillas palabritas que en mensajes correctos, intentos honestos, llevan a buen puerto la musicalidad de la amistad, la esencia de lo humano y lo vital en extendidas manos, para llegar donde el corazón realiza su tono revindica y todo lo termina esa nuestra ciencia empírica.