martes, agosto 19, 2008

EN TIEMPOS

En tiempos remotos, los de Maroto y los del sidecar con moto, Perotto y el significado de la falsa moral y la sociedad de pedernal, donde los lugareños eran porteños en rincones pequeños, con escasos recursos de mil echos absurdos con asientos de esparto y la madera de espanto, los sombreros austeros de mafias centradas en perfiles con gracia, de organizados estamos por que nos lo pide el ciudadano y nosotros nos alzamos con el puño levantado, cantando en algo de conpas, la marsellesa, la bullabesa o la internacional. Las ideas giradas en cualquier baquetada, con violencia de la espesa, con pensamiento del abuelo que repetia lo bueno que era el tuetano de cualquier hueso plantado en el cazo o acompañado siempre molando, el tirazo o el sombrillazo, que tiempos de verdad, sinceridad y sanidad, que tiempazos los de los abrazos con las carreras de sacos, los hijos pródigos y los malos códigos, que sinuosa libertad la de los tomates olorantes que te comias a media tarde, los que ya no ves por ser escasos, sin olores y valer más de cien. Los tiempos pasadillos de años aprovechadillos en ideas de las siestas, en pensamientos nocturnos con los sueños siempre absurdos de querer tener un burro para que tire de la cuerda y haga girar la rueda de la vida conseguida, de los escasos pertrechos que el camino me han desecho, de las pertenencias no pertenecidas que poco a poco se suicidan en el olvido y la apatia, que minutos de sombra en la vieja penumbra de un porche anochecido con mosquitos y airecillo, con trampas de luces que al caer se hacian cruces de tanto requemor, que espanto de desierto con caminos al descubierto que entre lamento y lamento deja al son del fuerte viento, un sencillo invento en la naturaleza ardiendo con la hierba asustada por la hoz bien afilada y el canto muy alegre del currante y la ajada. Que música prodigiosa la de la madre sorpresa que en nuestro cuerpo repercute y seguimos dandonos un tute a pesar de los cantares que prodigan los nenufares en cierto estanques de cabezas pensantes, a pesar de cansar nuestro camino añorado, con rutinas pesimistas y felices partituras, a pesar de lo pensado y lo de antaño ya acabado.

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