martes, octubre 12, 2010

CAMINAR SOBRE LAS AGUAS




Y muy cerca del río, fresco, casi cristalino, bebible y apetecible, de corriente salvaje y piedras de pirámides, ascendentes, apiladas y afincadas dentro de ese caminar por esta agua. Milagro del pensamiento, unidos por los acontecimientos, hallados y agarrados siempre de ambas manos, ligeramente paseando, por los trozos de la vida que así les ha dejado. Y llegando sus olas, aparece ese mar, el muerto por denso, el atlántico por frío y el mediterráneo por calentito y por ser nuestro sitio, donde en la arena canela, recogemos nuestras velas, al anochecer de primaveras y atardeceres más que intensos.
Mencionados los desiertos, que rigen mi pensamiento, sin acontecer los vientos, sus rosas y ese invento, de las aguas arropadas, acogidas y paseadas con la presencia de la belleza que me encamina tu cara, en rezos suaves, en miradas intímales y en tus pasos adelante, en bancales, arenales y a veces ese barro suave. Caminamos juntos por las aguas sin estanques, con pensamiento libre, con movimientos impredecibles y sin lamentos, caretos y palabras permisibles. Paseamos nuestros pies divinos, por cansados cauces, de otros lances, otras amistades y todo lo que tiene de ser tarde.

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