jueves, septiembre 18, 2008

LO FALSO Y LO RIDICULO

El rictus falso, de una sonrisa, cuando, ni ganas, ni te dicen nada, ni prácticas lo ridículo en situaciones in situ, con palabras que bailan al son de los parias, con ciertas miradas, todas ellas muy elevadas. Las falsas contemplaciones, del espia barato y sus orejones, donde el ridículo saca el pico, ojea su sitio y conclusiones en mano, pasea en su pantano, del barro mafioso, el disimulado espanto, la chaqueta de cambios, de palabras y lamentos, cuando parecen contentos, los contextos, si no protesto, en mi casa y en el saco, en el que meten e introducen, la lengua que no produce y el vacio entre lo inútil. En cruce de miradas, se hace la vida larga, amarga y en piezas petardas, en baratas pretenciones de antiguas vejaciones, donde el desprecio y las rojeces, eran orden de idioteces, donde la ezquizofrenia afloraba, de todos se mofaba y a ellas las trataba, como murallas blancas, como aldabas golpeadas y en consonancia, abusando en abundancia del poder de la palabra, del grito de la verdad, acabada y de la mentira, en una vida, donde lo ridiculo, lo falso y el desenganyo, hacen su propio nido, el del pitido en los oidos, el de la barriga floja y la mierda que se enoja, el de los hermanitos de la caridad, por su clara bondad y su cara y regalada amistad soñada, en un singular sitio para un simple tocino.

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