martes, septiembre 23, 2008

LA POLÍTICA, UN DIOS MENOR


Y a veces deseamos ser con creces, políticos y sus idioteces, supuestos llevaderos de los asuntos del pueblo, resolverlos y creerlos con moderados sueldos, para viajes sin retorno, reposar y dilapidar, la vida sencilla y con prisas, sin ser mecenas en apenas unas quejas, egolatras de las palabras, naufragos del trabajo, a los que quieren hablar de algo y sestean en sus escaños, en elecciones y con votaciones, elegidos para bien del pueblo, y de los niños, aunque poco efectivos. Epoca de crisis, congelaciones y otros empujones, con reservas en las bolsillos, esto suele ser sencillo, sentir su aro y llegar al fin del paro, tratar como cualquier ciudadano, con locuras, con premuras y todo posturas, por ser precario, no ser político, ni muy rico, ni tan solo muy cínico, hay que ser humano, persona y con paciencia de la abuela, de la sincera y de la que tiene espera.
Todo para demostrar, lo que es demostrable, que sobran muchos personajes, enjambres y los que nos sacan la sangre. Inventar la gran Biblia o el nuevo libro gordo de Petete, que ayuda a los sedientos, hambrientos y sus pensamientos, que tine un gran invento, el que disfruta del evento, dando en forma de ungüento, lo austero, lo de ser un buen compañero, de la vida, de fatigas y todas las cosillas que ya tarde nos obliga, a decir, peripecias, palabrejas y tonterias muy en entrecejas, ignorancia de la tolerancia, solidaridad mal formada y mentiras arriesgadas, muy mal toleradas y con años por la patilla, de ser extraños, con la vacia barriga, de un día, cualquier día, de gris perlita, de azul bello cielo y de no comerte lo adecuado, para subsistir en un encercado, de reducidas dimensiones, bajas pensiones y sensibles posiciones, la política y sus intenciones.

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