Es una realidad que las palabras con dulce acento de Cuba o Santo Domingo, te hacen derretir los pensamientos, reales por que, con labios caribeños los besos saben a eternos caramelos, de ron santiaguero, de caricias caribe caliente, de ese sol ardiente, de ese pasear, acariciar, soñar y profundizar en lo armónico del movimiento, en los bailes que tocan dentro, en el corazón a cien por hora, por la belleza, por las miradas, por las palabras y lo que me danzan. Es sublime que un solo fonema, te erice el pelo en poemas y tu cabeza de vueltas, en mojitos de vuelta, en calientes cuerpos de color canela y las palabras que me dicen a la oreja, palabras que acompañadas, te ponen la piel de salsa, te vuelca el corazón y las piernas, ni te andan, ni te llevan te quedas, saboreas y realizas en sonoras sonrisas de ella, la más increíble sensación que en momentos da esa condición, es emoción de cuerpo para el baile, cuerpo para ser indomables y ser lo más intachable, para el ardiente amor, el bello sexo de dos y la palabras más amables que cuando suena “mi chico”, atomiza mis sentidos, y se evaporan los efectos, de un simple y gran “mojito” que en sus labios servidos, saben a cielo, del mejor azul, rompen en olas del mejor clamor y hacen que la música de una simple beso, los labios entremezclo, me invade el calor en el cuerpo y saboreo, el oro, el color del tesoro y su mojito, mojado en uno o dos trazos, en bellos segundos de sus minutos y en sonidos que me tienen en vilo, por ser reales, sensacionales y muy impagables.
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