jueves, diciembre 09, 2010

DEFINIR LA PERSONALIDAD



Para tomar según que decisiones necesito frenar, reflexionar, debatir y hacer balance de las opciones, las razones y las consecuencias que acarrean mis actos. Ser fiel a mis principios supone conocerme bien, saber quién soy, qué quiero, qué considero justo y hasta donde estoy dispuesto a ceder, o ayudar, para que la vida se desarrolle tal y como mi instinto, mi corazón y mi experiencia creen que debería evolucionar. Me reconforta y me consuela estar seguro de lo que defiendo, acercándome a una definición más precisa de quién soy o, al menos, en quién quiero convertirme.
Creo que ser coherente con uno mismo conlleva un trabajo previo, e instantáneo, de determinación de valores, prioridades y limitaciones. Los primeros pasos son los más difíciles y también los más significativos, con ello consigues un volumen espacial que se convierte en una especie de molde que, con los años, las experiencias y las sensaciones, van tomando forma, color y textura.
Vivir conlleva aprender mucho, de ti y de tu entorno, hasta rozar ese estadio de tranquilidad en el que ser fiel a uno mismo se aproxima a un acto reflejo, natural, decidido y vacío de esfuerzo que te ayuda a fluir en el espacio y en el tiempo. Es importante de ser consecuente de nuestros principios, así como la importancia de definirse para conseguir, poco a poco, ser más particular, más justo y estar más conforme. (estracto de la editorial de la revista PSYCHOLOGIES)

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