Dicen del cero que es la parte de las matemáticas que se aplica a la literatura, geografía y otras, puede ser comestible lo que se puede comer y es de digestión saludable; como un gusano para un sapo, un sapo para una serpiente, una serpiente para un cerdo, un cerdo para un hombre y un hombre para un gusano, por supuesto tener fe es creer sin evidencia, en algo que dijo alguien sin conocimiento, sobre cosas sin fundamentos, la fe de los idiotas que es esa tribu grande y poderosa que ha influenciado la mayoría de los grandes acontecimientos de la humanidad, teniendo todo mucha lógica que es el arte de razonar y pensar en estricta concordancia con el limitado e incapaz entendimiento humano. Aquí entran los diez mandamientos que son las condiciones mínimas y necesarias para no ser un ser humano, las mínimas reglas que siguen los increíbles hermanos que siguen con las dos manos al gran y buen Dios que les coja con descaro, el prodigioso gran mago que de hambre y sudor alimentarse y sentir dolor se rehace. La fatiga de pensar en la barriga, abdominales sin credenciales que hacen de la barriga cervecera, partiendo desde la pena de hacer imposible el movimiento sin sustento, calentamiento y palabras siempre al viento. Me encantaría que ese encanto que siento de tanto en tanto fuera la verdad de la vida, la felicidad de una sonrisa y el amor del dulce amanecer que sin pensamientos ocultos, hacen de la reflexión un culto y llegar al buen día sin tumultos, cuerpos compulsos y frases hechas por una siempre eterna, amistad de hilo eterno, cariño de palabras sinceras y besos tan intensos como si fueran dos en uno siempre eterno.
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