lunes, septiembre 08, 2008

LA VOZ DE LA MONTAÑA

En la voz y en el temor, la conciencia da su propia opinión, en los sonidos mentales, en los casos termales, alli donde las temperaturas iguales y las pericias conceptuales, las opiniones se apuran, en tropel se ayudan y el deber de no hacer, se unen y sin orden alguno, enternecen con voces de chantajes, idioteces y pillajes, en el interior, enarteces, los trapos de colores, los vientos surtidores y lo que acontece, con conspiradores diferentes, de miradas perfectas, de pretendidos rumores, en todas las orejas que de Freud se alejan, de su particular opinión, del sexo y el amor, de la esquizofrenia y la droga dura y añeja. La visión de un dictador, donde la voz del pueblo, se hace paterno, origen tierno y de menú bello, para todos aquellos que con espada en lo plebeyo, dando saltos hasta el cuello, parodian las tribus de un viejo y lejano pueblo, que sus costumbres y sus anhelos, les hacen inocentes, costumbreros y no llevar sombrero, que al sol de lo que acontece, se mecen en porches de robles, de espinas comestibles y mucho cuernos movibles. Donde las montañas son enfatizadas por las viejas zarzas que arden sin parar, sin parar de hablar de sus proezas, de sus delicadezas y de sacar al pueblo de sus rarezas, aunque el pueblo no calla, hambre pasa y la zarza, dale que dale con la palabra en esa voz de la montaña, donde la edad siempre rapida pasa y el colega, que es tu espera hace de la paciencia, ese saco de peras, que en tu hermosa nevera se incluye y de veras, concluye con un fino hilo, de experto asteta, con chanclas de tela y camisas desgarradas, por los años de pasadas, lavadas y malas coladas, de la voz en la montaña.

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