viernes, agosto 22, 2008

EL OCTAVO TOCINILLO DE CIELO

Hablando de satisfacción total, parcial y alcanzar el octavo cielo; es una realidad que llegar a este nivel del cielo, suele ser a través del medio, que más satisface nuestro ingenio, puede ser emocional, material e incluso gutural, osea de mucho guto. Particularmente mi octavo cielo lo alcanzo con una buena ración de valga la reabundancia, el Tocinillo de Cielo, siempre unas buenas raciones, despues unas nociones de dulce placer, de comer bien, incluso sin abuso, explorando el buen uso de lo acontecido en el discurso, el que acontece despues de lo que prevalece, el sabor del cielo cuando en dulce experimento y presentación del total invento, llegas, saboreas, con un buen trocillo roroneas y asi es el fin de una crema, flan o tela marinera, que se corta con la boca, se deshace en la bota y repite el envite, con cuatros toques colindantes a cual mejor, a cual más bueno y sin ser severo, a cual más tremendo. En fin no hay mayores placeres que llegar en forma dulce a lo que no se diluye, azucarado se luce y en ligeras yemas de huevos de no avestruces, culmina el cielo con total normalidad, con inquieta mentalidad y con la auténtica tranquilidad de saber seguro, que este es un culo con el que el tocinillo no pudo, siendo todo él concienzudo, de pocos estornudos y la fiel firmeza de que las natas con fresas, no sustituyen a ningún cielo y menos el septimo que ya está ocupado, por cierto.

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