CREAR PALABRAS PERO SIN TABLAS

En un principio básico, la creación de todos está situada en la forma de realizar las cosas a nuestra semejanza, a nuestra conveniencia y nuestra prepotencia, también tiene que ver egoísmos, fanatismos y frecuentismo en el abismo de ti mismo y de las murallas y pantallas en la que los demás se encallan y se callan para caer en la batalla de las palabras indignadas, la guerra de las opiniones y la creación de un sin fin de ordenes que sin medir la infinita labor del trabajador, currante o intolerante al trabajo, a las ordenes de más abajo y los rincones con picores, se lastiman en la cima de la mente para caer de repente en el autismo del no estar en su sitio, trincar lo que dicen de si mismo y seguir a la palabra vacía que forma camino día a día, sin mediar mediante su acción tolerante, su posición cómodamente y la actitud de dispensarte en su más profundo pensamiento, de querer algo bueno, consuelo y hasta el techo, pensamientos, en bolsas, en forma de tortas y en planas cotorras, sin gritar sin son de ahorras palabras a cientos, en todo este cuento de la creación personalizada, ataviada como una hada y cimbreando la barita mágica para hacer felices a las indecisas, algunas fijas y las que se consideran mandingas, de buena fuente, cuenta corriente y penitente de sus propias ignorancias, malos rollos y petulancias. Creando palabras para soltarlas en el corral de lo digital, con ellas poder disfrutar de lo liberal, perverso y tente tieso, para sostener el pie de cualquier cien, doscientos o el mismo billete de quinientos, que en montones crea matones, conspiradores y malos a cientos, creando para los individuos que no ven el peligro de a mente de un niño, sin temor al martirio de la pena capital en su mente y en su ideal.