AMAR LA LIBERTAD

Amar en libertad, amar al mundo como cualquier trotamundos, nos deberiamos considerar, extender nuestros pasos donde el hombre viejo y el sureño contemplado, hacen de su persona, en tono loado, el semidios y la

semidiosa que toda las piedras preciosas, ubican en semiredondas, de vias llenas de piedras, de caminos recorridos, con afan de beber vino, de contar con tino, las historias de nuestra vida, en sentido y con apariencia, de belleza, de persona con sutileza, de todo lo que conquista, lo amplia y lo pretendia. Amar la persona que tan pequeña, atesora, un sinfin de elementos, valiosos, preciosos y con bajos instintos, cochambrosos y calisdoscopios, del más agudo, del más tozudo del que no se comprende, cuando te besan la frente, del que parece y desaparece en medio de la voragine, del amor sin consentir, el dolor por sentir y el techo por conseguir, el gran y alto limitador, de una vida de sopor, rencor y vaciador, de un tiempo que en todo momento, se hace visible, inteligible y rio revuelto, que de salmones lleno, la pesca escasa y las palabras de casa, sin ampliar las miras, de una simple cocinilla, de una carrerilla que no tiene vida, sin ser responsable, indudable y toscamente saludable, sin saber del grito perdurable, la esencia remarcable y tus cientos de gritables, palabras sensibles, tolerables y con respeto, indudablemente irremediables. Amar nuestra libertad , la que la vida nos da, la que las circustancias nos regala, con ese mandala que significa todo, que desea nada, que hace del pensamiento una parte de todas partes y una palabra de todos los poemas que escritos sin remedio quedan.