QUE LA FUERZA TE ACOMPAÑE

No nos queda más, que representar, parlamentar y llegar a los acuerdos permitidos, consabidos y definidos, a las posibles ordenes de ser un torpe, a palabras con sonido, convocados a golpe de pitido, a ser de tu tiempo un ligero cuchillo de cortar apelativos, de colmar de consejos atrevidos, a cualquier tomadillo, presuntillo y de estatus establecido, pronatus pronunciadillo y bagatus, en el trabajillo. Es objeto de pasión en cualquier condición, en la más ayecta de las composiciones, en imperfectas concepciones de ganar las batallas por no hacer nada, por pensar en las verdades, duras y llanas, de un grupo de pensantes y currantes que no quieren representantes, en situaciones acotantes, a las de antes, establecidas por el sistema, nada donantes, a veces arrogantes y con vacios abundantes. A tener en cuenta, que todos necesitamos, siesta, pimienta y comida en la contienda, con conocimientos de causa, se llega a una u otra galaxia, donde el jedi se llama Yoda por lo tanto es Yodai, es maestros entre maestros, vuela ambidiestros y con las orejas pega tientos, de verde coloreado, hace de su pensamiento un saco, realiza prodigiosas saltos y con espada luminosa en mano, corta algunos antebrazos, regala pedazos y hace un mundo de combates y de un muñeco de latex, un consolador grande, de forma inusualmente gigante y con vibraciones de antes, en que la fuerza te acompañe. A veces con banderas, pitidos y la mayoria en plenaires, con el culo al aire.